Conforme a la clasificación de los valores
esbozada en uno de los apartados anteriores,
no existe ninguna dificultad para utilizar
como sinónimos los términos valores
éticos y valores morales, pues en esencia,
ambos tienen como condición de posibilidad a la persona que les sirve
de fundamento, que es constitutivamente, un sujeto ético-moral. En lo
que sigue utilizaremos la expresión valores morales.
Los valores morales comparten las características de los valores en
general; pero tienen además las suyas propias: son valores que atañen a la
acción humana en tanto que moral. Se diferencian de los demás porque se refieren a la persona en su globalidad y en su unidad; afectan a la persona
en cuanto persona, no en cuanto ingeniero, consumidor, ciudadano, por
ejemplo; y apuntan directamente a la dignidad del ser humano, a su realización
plena como tal y a sus derechos fundamentales.
No obstante, aunque resulta válido afirmar que los valores morales
tienen relación con el resto de valores (útiles, vitales, estéticos, científicos),
sólo los seres humanos pueden realizar el valor moral. Ni la naranja, ni
el automóvil, ni la escultura, pueden realizar esta clase de valores; sólo
la persona puede ser sujeto de valores morales.
Bajo esta perspectiva, se puede afirmar que solamente la persona
puede ser fuente de valores morales.
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